domingo, 31 de enero de 2010

room in rome

Este es el título de la próxima película de Julio Medem. Vi el trailer el jueves y aún me cuesta construir frases con cierto sentido. Vamos por partes.

Este es el cartel.

Sí, una de ellas es Elena Anaya.

Y este es el trailer.



Que sí, que sí, que es Elena Anaya.

Y poco más, solamente añadiré tres cosas:

1. Gracias, Julio.

2. No sé si esto es un trailer oficial o no pero, Julio, cuando hagas el definitivo mira de corregir el tema del croma. Sé que es lo de menos y que tendrás la cabeza en otro sitio, pero inténtalo. Quieras que no, le dará realismo al tema (por si alguien no se ha fijado -algo normal por otro lado- que vuelva a mirarlo y se fije, si puede, en el balcón y las ventanas de la habitación).

3. Amigos, es Elena Anaya.

martes, 26 de enero de 2010

A

Hoy una teoría de las finas.

Premisa 1. Avatar, la película de James Cameron, ha reventado la taquilla y está aniquilando todos los récords habidos y por haber.

Premisa 2. Hace unos meses, en boca de todos, sólo había una cosa: Gripe A.

(No os avancéis. Tranquilos. Dejadme hablar, que tengo una metáfora muy chula preparada.)

Hace tiempo que en mi mente revoloteaban estas dos ideas como dos mariposas de vuelo errático. El otro día, mientras me comía unas natillas, esas dos mariposas coincidieron en el espacio-tiempo y se metieron una hostia de las que hacen época. Mi cuchara cayó al suelo. Y lo vi claro. ¿Cómo no lo había visto antes? Los dos sucesos están intrínsecamente relacionados. Uno es una consecuencia directa del otro. Amigos, la Gripe A fue una campaña de marketing ideada para publicitar la película de Cameron. En otras palabras, James Cameron creó la Gripe A. ¡Tchan-chan-chaaan! (lo siento, los efectos sonoros no son lo mío).

Pues sí, James es capaz de eso y más. Si fue capaz de inventar al T-1000, ¿cómo no va a ser capaz de inventar una gripe? Pensadlo bien. Gripe A. ¿Por qué no Gripe B? ¿O Gripe E? Pues porque la película no se llama Bavatar. Ni Evatar.
Y aún hay más: ¿Sabéis como se llama este tipo de publicidad? Publicidad viral. Viral, amigos. De virus. ¿Coincidencia? A estas alturas, lo dudo mucho.

Sé que era algo subliminal, lo que no sé deciros es cómo funcionaba exactamente el tema. Pero de eso no me tengo que encargar yo. Aquí es donde yo cedo mi descubrimiento a los psicólogos y demás científicos. Ahora que sigan ellos.

¿Y qué pasó? Pues que a la gente se le fue quedando en la cabeza esa letra. A. A. A. Aaaavatar. Cuando no faltaba mucho para el estreno de la película, Cameron dio la señal para aparcar el tema de la gripe. La desaparición de una de las As tenía que ser sustituida por otra A. Y en cuanto se produjo el estreno, todos a las salas como locos, empujados por una fuerza invisible, por el deseo irrefrenable de ver esa película. Por el poder de la A. La A de Avatar. La A de astucia.


¿Y dónde está la gripe ahora? se preguntarán algunos. Pues ni se sabe, ni importa ya. Desapareció cual McGuffin. Lo único que importa ahora es la película. Los bichos azules. El planeta fluorescente. A. A. A. Qué listo eres, Cameron. Qué astucia la tuya. Qué poder. Qué cosa, madre.

Y hasta aquí mi teoría.


O eso, o la gripe ha sido un negocio para vender vacunas. Prefiero pensar en lo de la promo.

viernes, 22 de enero de 2010

ana morgade

Fue sin querer,
es caprichoso el azar.
No te busqué,
ni me viniste a buscar.


Ana, quiero hacer el humor contigo desenfrenadamente.
Y ya. No me voy a enrollar con el tema. Nada de jiji-jaja. Esto es amor. Y con el amor no se juega.


pd. Sí, Sara, sí, paso de ti. Como tú haces conmigo.

lunes, 18 de enero de 2010

pest reject

El otro día di con un anuncio que me dejó tieso. Es de un aparato llamado Pest Reject. Lo podéis ver aquí (mirando medio minuto tenéis suficiente).

¿Qué os parece? Vaya bichitos, ¿eh? Cucarachas del tamaño de un bollicao. Arañas que no he visto yo ni en el cine (hay una a medio anuncio sacada directamente de algún desierto de Irak). Y la rata, esa encantadora rata. Lo cojonudo es que la acción no se sitúa en un vertedero en Zambia, no. Todo sucede en casas de puta madre, más limpias que un hospital. Ahí está lo grande del anuncio. Siendo asqueroso, es genial. Pero no quiero enaltecer las cualidades del spot, sino dar un par de consejos a las señoras que aparecen en él y a todas las personas que tienen el mismo problema que ellas.

Queridas mías,

Si tenéis en casa todos los bichos que aparecen en el anuncio, mi más sincero consejo: no llaméis a La tienda en casa, llamad a un exorcista lo antes posible. Lo más probable es que eso sea algún tipo de maleficio o plaga bíblica (o las ambas cosas a la vez) que sólo se solucione con esoterismo.

Ahora me dirijo exclusivamente a la señora que abre el armario y se encuentra a Mickey Mouse. Señora, ¿cuánto tiempo hace que convive con una rata de ese calibre sin darse cuenta? Tenga mucho cuidado, porque es usted muy despistada y podría tener perfectamente algún mapache o algún tipo de mono en el fondo del armario. Si no se ha dado cuenta que ese roedor colosal dormía entre sus pijamas, no creo que se de cuenta de nada más. Otra cosa que le quiero decir: si usted compra Pest Reject, esa rata se va a comer el aparato, se lo aseguro. Muy potente tiene que ser el invento este para matar al animal. Y si Pest Reject puede con la rata, vigile mucho, porque probablemente matará también a su perro y a sus hijos. Es sólo un consejo, pero yo lo tendría muy en cuenta.

Y a todas: Pest Reject les dará más problemas que otra cosa. Háganme caso, véndanse la casa y múdense bien lejos. Se empieza así y se acaba como los de Paranormal Activity.

Atentamente,

Tex.

pd. no me rociéis así las madalenas, que duele de verlo.

martes, 12 de enero de 2010

los mapas

El otro día cayó en mi mano, por casualidad, un mapa de esos que te regalan siempre que

- Hola, Tex.
- ¿Eh?
- Perdona, es que tengo una pregunta.
- ¿Quién está hablando?
- Soy yo, tu estómago.
- Anda, cómo mola ¿Y qué quieres?
- ¿Hasta cuándo vas a estar comiendo turrones?
- Hasta que se acaben.
- Pues las fiestas han pasado, ponte a comer normal ya.
- Eso será si yo quiero.
- A ver si yo quiero parar de digerir, amigo.
- Mira, tu vas a digerir lo que yo te diga.
- Me tienes contento...
- Oye, estaba escribiendo una entrada, déjame tranquilo.
- ¿Acaso tú me has dejado tranquilo desde el día 24?
- Cállate. Además, no sé qué coño hago hablando con un estómago si los estómagos no hablan.
- Pues tú mismo, entonces estás hablando solo.
- Vale, sí que hablan, pero déjame en paz.
- Escúchame bien. Dejarás de apurar las sobras de navidades desde ya.
- ¿O sino qué?
- Esto.
- ¡Aaggh! ¿Qué coño a sido eso?
- Yo. Y puedo volverlo a hacer.
- ¡Aaaaaghh!
- Es mi último aviso. Se acabaron los turrones, polvorones, mazapanes y demás mierdas. Nada hasta nueva orden.
- Me pienso comer una col cruda.
- ¿A sí?
- ¡Aaaaaaggrh! ¡Para, para, para!
- ¿Me has oído?
- Serás cabrón...
- Me tomaré eso como un sí. Ya puedes seguir con tu post.
- Me has quitado las ganas.
- Te estaré vigilando.
- Malo... ¡Estómago malo!

Lo siento, amigos.

jueves, 7 de enero de 2010

los anuncios de juguetes

Cuando era pequeño(1), recuerdo que pedí a los Reyes Magos El barco pirata de Playmobil. Y no lo pedí por el barco en sí, sino por el descomunal mundo que rodeaba al buque en el anuncio de televisión. Eso era el sueño de todo niño, un universo en miniatura con mar y todo. El no va más, vaya. Esa noche, soñé con ese océano, con esa isla y con el cielo de ese pequeño gran universo que, por la mañana, podría gobernar a mi antojo.

Mañana de reyes. Me levanto como un loco y voy hacia la montaña de regalos. A tomar por el culo los paquetes blandos y pequeños, voy directo a las cajas con presencia. La encuentro. Es ella. En la caja, una imagen sacada del anuncio. Abro el paquete con cuidado, no sea que una gaviota choque contra mi cara en su errático vuelo. No oigo ni huelo la brisa marina. Muy raro. Pongo la mano dentro. Y saco una mierda de barco de plástico y un playmobil con un parche en el ojo. En ese momento mi mente aún no entiende que eso es todo. Miro dentro de la caja. Nada.

- Mama, ¿dónde está el mar?
- Bueno, es que el mar...
- ¿Dónde está el mar?
- ¡Alaaa!, ¿¡has visto qué barco!?
- Mama, ¿dónde está el mar?
- Es que el mar... no viene.
- Pues que venga.
- Podemos ir a la bañera y...
- ¿Mama, dónde está el mar?
(pausa dramática)
- El mar era del anuncio.

Muerte. Unos cristales se rompen en mi cabeza. Hay un eclipse en el comedor. Algo se desprende en mi interior e impacta contra el suelo. El ser humano lo llama ilusión. Una ilusión desintegrada por un anuncio indecentemente engañoso. Me vendieron un mundo de fantasía y color. La realidad era gris y de plástico. Yo quería decir algo. Tenía que ser algo breve, directo y que expresara de algún modo como me sentía. Busqué en sitios de mi cabeza donde aún no había estado. Algo encontré. Y hablé.

'Su puta madre, me la han colao.'

No había mar, amigos. Ni cielo. Ni arena. Ni playa. Ni palmeras. Nada. Todo se reducía a un barco y un muñeco.

A los que llevan el marketing de todo este pollo: que engañéis al adulto, vale. Que pongáis una rubia semidesnuda encima de un coche, pasa. Ya somos mayorcitos; si aún no pillamos que la mujer no viene con el coche es nuestro problema. Pero no vayáis a por el infante, que él es débil de mente, coño. Que se cree que un señor de cien quilos vestido de rojo entra por la chimenea a dejar regalos. No hurguéis en esa inocencia, por favor. Dejad de demoler ilusiones con vuestros anuncios. No hacéis nada bueno con eso. Estáis sembrando estiércol. Y la sociedad crece en mal estado. Después los niños se hacen adolescentes y se graban con su webcam diciendo que van a entrar en la universidad con una AK-47 y van a montar una fiesta.

Esos chicos no nacieron malos. A esos chicos les dinamitasteis la infancia.

(1) De edad, digo. No es que fuera un ser diminuto.

martes, 5 de enero de 2010

la proposición

Durante estas fiestas, un amigo me prometió que si citaba una famosa marca de ron en mi blog me regalaría un lote de productos de esa casa. Bien, pues que sepas, amigo, que no lo pienso hacer. No pienso manchar este rincón virgen de marcas y publicidad, por mucho que trabajes para Ron Brugal y a mí me encante esa bebida.

pd. si no te acuerdas de mi dirección, mándame un mail.