miércoles, 28 de octubre de 2009

domingo, 25 de octubre de 2009

ballet en la mesa

Yo de mayor quiero ser como tú.


jueves, 22 de octubre de 2009

números romanos

No entiendo la manía de seguir escribiendo según qué cosas con números romanos. ¿Estamos en la antigua Roma acaso? ¿Verdad que no? Pues basta de chorradas, que por algo se inventaron los números. ¿Qué es esto de XXI o IV? Vamos a ser serios, eh. Sea lo que sea que quieras decir, veintiuno es 21 y cuatro es 4.

No creo que esté pidiendo ninguna locura: por favor, las letras para escribir y los números para numerar.

domingo, 18 de octubre de 2009

estaciones

- ¿Diga?
- Hola, ¿está Dios?
- Sí.
- Que se ponga.
- ¿De parte de quién?
- Que se ponga.
- A ver, un momento.
- ...
- ¿Si?
- Hola, Dios.
- Hola, mortal.
- Verá, tengo una propuesta que hacerle. Se trata de mejorar el funcionamiento de la climatología. Le cuento. Cuando acaba el verano, viene un período de tiempo muy jodido en el cual no sabes como salir vestido a la calle. Si sales muy fresco y por la tarde se gira frío, catarro asegurado. Si sales muy tapado, te asas durante toda la mañana. Esto cuando acaba el verano, pero cuando acaba el invierno pasa lo mismo. Es una putada este entretiempo. Y para colmo, cada vez es más difícil diferenciar las estaciones y saber cuando llega una y acaba la otra... En ese tema tiene usted fisuras, señor Dios. Mire, sinceramente, los humanos ya tenemos suficientes problemas como para tener que pensar cada día qué tiempo va a hacer... Disculpe, ¿sigue ahí?
- Sí.
- Ok, pues le quiero proponer una solución. Mire, la clave es reducir el numero de estaciones. Cuatro son muchas. Las unificamos y lo dejamos en dos. Invierno y verano. Incluso le podemos cambiar el nombre para que quede más comercial. No sé... frescote y calorada, algo así, que suene bien y sea reconocible, que no dé pie a confusiones. Entonces el tema es que durante medio año usted activa el frío y, llegados al día X, que eso ya lo acordaremos, calor a tope, verano total. Sin periodos absurdos de por medio. Y así sabremos que antes del día X tenemos que ir abrigados, y pasado ese día, frescos. Más cómodo para nosotros y más cómodo para usted. Piense que sólo tendrá que hacer un único cambio al año. ¿Es genial o no? ¿Qué le parece, lo ponemos en marcha?
- No.
- ¿Por qué?
- Cuelgue el teléfono.
- Oiga, que le estoy regalando una idea brillante...
- Cuelgue el puto teléfono o le convierto en una gamba.
- ¡Pero bueno!
- No me vuelva a llamar jamás.
- Es usted un grosero.
- Ya, pero usted morirá y yo no.
- Adiós.
- A mi.

miércoles, 14 de octubre de 2009

los lunes (cara) al sol

Madrid, 12 de octubre.

¿Qué culpa tendrá el pobre animal?
Eh, si os mola este rollo, disfrazad a un soldado de cabra, pero dejad de tocar los huevos al reino animal, paletos.

domingo, 11 de octubre de 2009

esa letra, doctor

De todas las profesiones habidas y por haber, hay una que encierra un sinsentido de proporciones épicas. Los más avispados ya sabréis por donde voy. Una profesión en la que un individuo A tiene que comunicar a un individuo B el fármaco concreto que te tiene que dar para curarte, requeriría tener una caligrafía de manual. Sin embargo, ¡oh!, paradojas de la vida, los médicos escriben con el ano. Eso es un insulto al alfabeto. Cada vez que hacen una receta se están meando en la tumba del pueblo fenicio. Tú le das un boli a un bebé, a un mono, o a Paris Hilton y sale algo mejor, seguro.

El tema es muy serio. No estamos hablando de un amigo que le pasa a otro el nombre de un libro, no. Estamos hablando de medicamentos. De nuestra salud. Y lo cojonudo es que lo hacen a propósito, estoy seguro.

Doctores del mundo, exijo un poco de esfuerzo. Sé que lo podéis hacer mejor. Ya me gustaría ver vuestra letra si, en una discoteca, un mujerón de escándalo os dice que le apuntéis vuestra dirección en un papel. Eso me gustaría verlo. Ahí sí que trabajaríais con esmero ¿eh, cabrones? Pues igual con nosotros.

No me extenderé mucho porque no me quiero irritar, pero es que ya está bien. La última receta que me hicieron no sé si está escrita en humano o en élfico. 'Yo Elgador, hijo de Eradin, señor de Gonbadul, te receto estos supositorios'. Pues muy bien.

En vuestra próxima visita, probad de hacer lo que hice yo el otro día. Cuando el doctor empezó a escribir la receta, yo desaté mi ira: '¡Por Dios! Se ha pasado 32 años estudiando, ¿¡qué son esas prisas ahora por escribir una receta!? ¿¡Tiene prisa!? ¿Es eso? ¿Tiene prisa? ¿Ha quedado? ¡Pues yo no!' Sumido en cólera, le rompí el papel y seguí: '¡Hágalo de nuevo! ¡Y tómeselo con calma! ¡A mi me da igual perder un minuto más, lo que no me gustaría es perder la vida! ¿¡Me oye, doctor!? ¿¡Me oye!?

Seguridad me echó del edificio en el primer 'tiene prisa'.

martes, 6 de octubre de 2009

el camión de la basura

Me fascina el camión de la basura. Ya sabéis a cual me refiero: a ese grande, con unos brazos automáticos enormes que agarran el container y se lo vacían dentro. Es maravilloso.

Cada noche, cuando lo oigo llegar, me asomo al balcón y observo como trabaja. Qué precisión. Qué delicadeza. Me tiene admirado su mecánica, avanzada a su tiempo. Ni coches voladores ni pollas; el futuro es esto.

Pero este vehículo esconde un secreto. Algo que muchos intuyen pero se resisten de admitir. Amigos, aceptémoslo de una vez por todas: el camión de la basura es un Transformer. Es así, no os sorprendáis. Simplemente observadlo.

En una ocasión le vi los ojos. Yo le observaba como cada noche, cuando él me miró. Yo, perplejo, le aguanté la mirada. Él acabó de vaciar el container en su interior y lo dejó en el suelo, sin quitarme la vista de encima. Entonces me guiñó un ojo. A lo que yo respondí con una sonrisa. Y siguió su camino. Se perdió calle abajo envuelto en su misteriosa aura. Solo como siempre, recogiendo mierda y ocultando su verdadera cara. Porque es el camión que merecemos, pero no la máquina que necesitamos ahora. Nosotros seguiremos produciendo basura, porque él puede soportarlo. Porque no es un héroe. Es un guardián ruidoso. Un protector vigilante. Un caballero de mierda.

sábado, 3 de octubre de 2009

micro relato 3

Los zombies le persiguieron por el bosque durante horas. Cuando le pillaron, le tocó parar a él.