sábado, 6 de junio de 2009

mitos infantiles (1)

Se tiene que vigilar mucho con los personajes creados para satisfacer al público infantil. Básicamente porque existe algo llamado tiempo que normalmente hace su trabajo y, quieras que no, se nota.
Voy al grano: Espinete. Un erizo de dos metros. Un erizaco que lo flipas. ¿Quién es el loco que pensó semejante barbaridad? Lo hicieron rosa, como para dar menos miedo. Mis cojones. Un animal que hace 70 veces su tamaño real da miedo. Y te puede quitar la vida en un santiamén.
¿Que no? Miremos fríamente esta foto.


¿Alguien duda que Espinete no se comerá al niño que lleva de la mano? Claro que sí, a él y a todos los que se encuentre de camino a casa. Seguro que tiene varias filas de dientes, como los tiburones.
Amigos, aceptémoslo, a Espinete le han pasado factura los años. Puede que antes viéramos en él una criatura adorable, incluso un amigo, pero yo ahora lo veo como lo que realmente es: un abominable monstruo. Encima me da como asco. ¿No lo veis sucio? Tiene un aspecto de animal vagabundo que no mola. Y ese pelaje rosa debe acumular mierda cosa fina.

Y la pregunta que me hago es: ¿dónde está ahora Espinete?
Mi sentido común me dice que en alguna reserva natural, alimentándose de inocentes turistas en compañía del Bigfoot, el Yeti y el primo de Zumosol. Si algún día os lo encontráis, no os acerquéis a él. Ha cambiado. Ya no es vuestro amigo. Ahora es una maquina de matar, llena de odio.

Dios nos libre de volver a verlo por el Barrio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario