lunes, 21 de septiembre de 2009

la cebra

Ser cebra es una putada. Y nadie se da cuenta de eso. A vosotros os hace mucha gracia ese pelete a rayas, y eso es porque no os habéis puesto en su lugar. En un sitio como África, donde los animales lucen pieles grises, ocres y marrones para pasar inadvertidos, en ese contexto, va el señor creador y mete a la cebra.

Esto no es un pelaje, amigos, esto es una venganza. Se tiene que ser cabrón para crear a un animal que vive amenazado por depredadores en las llanuras africanas y pintarlo de blanco y negro. Cojonudo señor creador. Cojonudo. Te querías divertir, ¿no? Haberle puesto también intermitentes.

No dejo de imaginarme a Dios, el sexto día, ya hasta los huevos de hacer animales, pensando 'venga va, vamos a innovar'. Y en esa fase de delirio pre-vacacional, con alguna birra de más, empezó a hacer locuras, como el ornitorrinco, el flamenco o a la cebra. Se te puede perdonar todo, Señor, pero con la cebra fuiste muy cruel.

He leído muchas justificaciones acerca de ese llamativo pelaje. Hay zoólogos que dicen que las rayas son un mecanismo de camuflaje. Mis cojones. Serían un mecanismo de camuflaje si vivieran en un cuadro de Pollock o en el maravilloso país de los códigos de barras, ¡pero viven en la puta sabana, joder! Y algunos biólogos aún insisten, dicen que cuando corren en manada el león se siente confundido por tanta raya. Esto es cierto, sólo tenéis que mirar cualquier documental sobre Áfirca y veréis a los leones acojonados cuando se acerca una manada de cebras. El otro día vi, en un documental, cómo dos leones adultos mantenían la siguiente conversación:

- Tío, mira, se acercan las cebras... con sus rayas.
- Joder, Joe, ¿qué hacemos?
- ...
- ¿Joe?
- Voy a ir.
- ¿Cómo? ¿¡Te has vuelto loco!?
- Tío, nos tenemos que arriesgar.
- No Joe. Con las cerbas no.
- Dile a Simba que le quiero.
- ¡No! ¡No vayas Joe! Ven, ¡vuelve! ¡No las mires a directamente! ¡No les mires sus rayas! ¡Joeeee!

Pues eso.

Dios, ahí te pasaste. Así como te digo que la clavaste con las varitas de cangrejo, con la cebra te pasaste pero bien.

2 comentarios:

  1. Tanto que dicen que Dios quiere a sus creaciones por igual... que si es muy tolerante y respetuoso... pues ahí no estuvo muy fino, ¿eh?
    Dios debe ser a las cebras lo que Hitler a los judíos. Les tenia, como mínimo, manía.

    O eso, o las creó bajo los efectos psicotrópicos de algo, porque de camuflarse nada, pero de hipnotizar... un poco sí.

    Eso sí, hay que reconocerle que pintarlas así es mucho mas laborioso. En comparación con un oso polar, por ejemplo.

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  2. Debió pensar que el resultado mereceria la pena, y se lo curró. El caso era joder al animal.

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