jueves, 10 de septiembre de 2009

piedra, papel, tijera

Quien sólo vea un juego de niños detrás de estas tres palabras está cometiendo un grave error.
Quien sólo vea objetos que se lance al vacío desde un ático ya.

Como juego no tiene parangón. Para jugar sólo necesitas dos cosas:

a. una mano
b. una espalda para ocultar la mano

En principio todos tenemos las dos cosas. Y si os falta alguna de las dos espero que sea la primera. Si tienes la primera y te falta la segunda, vigila, es muy probable que seas un mutante. Pero bueno, que si tenemos una mano y una espalda, lo tenemos todo para entrar en el Olimpo del entretenimiento. Muy pocas cosas requieren sólo de una mano para pasarlo bien. De echo sólo existe una más a parte de esta.

En el sentido lúdico, pues, es brillante. Pero quedarnos sólo en el divertimento sería no hacer justicia ante semejante sistema. Estamos ante un método de elección perenne. Ante un juez implacable que nunca falla. Ante una nueva forma de gobierno. Si de mí dependiera, ante la vía para acabar con los conflictos armados.

Es un juego sin fisuras. Limpio como pocos. No da pie a discusiones ni polémicas. Y en su sencillez radica su grandeza. Jamás tres palabras tan comunes han tenido tanto poder.

Esta maravilla se inventó en China, cómo no. Desconozco quien fue el autor de semejante obra de arte, pero donde sea que esté: gracias, amigo. Gracias.

2 comentarios:

  1. En este juego, el Langui de La Excepción, siempre pierde. Igual que Doraemon y su previsible "piedra". O Eduardo Manostijeras.

    ResponderEliminar
  2. Muy cierto, Pare, muy cierto. A mi también me han llegado quejas de los playmobil.
    Pobre gente, los compadezco.

    ResponderEliminar