Esta mañana, navegando por los mares del ciberespacio, una duda ha asaltado mi mente. Me encanta esto de asaltar la mente. Me imagino a un atracador chiquitillo que entra por la oreja al grito de “¡quieto todo el mundo o me cargo el hipotálamo!”. A lo que voy, que me lío. Voy a enseñaros dos fotografías. Sí, son mujeres semidesnudas de nuevo, pero el contenido del post es más reflexivo de lo que puede parecer a simple vista.
Ahí van.

Creo que es un poco feo seguir con esta reflexión llamando a las muchachas por las letras A y B, así que mejor si les ponemos un nombre, para facilitar la explicación. Por ejemplo, vamos a llamar a la señorita de la foto A Mari Carmen y a la señorita de la foto B, Beatriz. Mucho más didáctico.
Y ahora sí, batería de preguntas: ¿Cuál de las dos muchachas va más vestida? O al revés, ¿cuál está más desnuda? ¿Realmente podemos considerar que Mari Carmen está más desnuda que Beatriz? ¿O tenemos que considerar que Beatriz nos está enseñando más cosas que Mari Carmen? ¿Si las dos salieran a la calle así, cuál de ellas llamaría más la atención? Y lo más importante, ¿se prestaría Beatriz a quitarse su indumentaria si le prometo pintarle algo?
Ojo porque creo que esto entra en terreno casi filosófico, por lo que no me siento demasiado capacitado para argumentar a favor de ninguna teoría. Como mucho, a favor de la teoría del pezón, esa que reza que si hay pezón a la vista estás desnuda y sino, no.
Abierto queda el debate, amigos. Reflexionad sobre ello.
Mari, Bea, gracias por vuestra colaboración.