Hoy será rápido.
Entró en el metro una familia alemana: padre, madre, hijo e hija, de unos 7 años cada uno. Los hijos, claro, no los padres. Eso hubiera sido muy raro. A lo que vamos, eran dos criaturas adorables. Él rubito, ella pelirroja. Pero cuando abrieron la boca no pude evitar sorprenderme y reflexionar.
Escuchar a un niño hablar alemán es como tocar la flauta y que suene la batería.
Ya está.
Entró en el metro una familia alemana: padre, madre, hijo e hija, de unos 7 años cada uno. Los hijos, claro, no los padres. Eso hubiera sido muy raro. A lo que vamos, eran dos criaturas adorables. Él rubito, ella pelirroja. Pero cuando abrieron la boca no pude evitar sorprenderme y reflexionar.
Escuchar a un niño hablar alemán es como tocar la flauta y que suene la batería.
Ya está.
Eres un poeta, joder.
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