jueves, 8 de abril de 2010

alemán

Hoy será rápido.

Entró en el metro una familia alemana: padre, madre, hijo e hija, de unos 7 años cada uno. Los hijos, claro, no los padres. Eso hubiera sido muy raro. A lo que vamos, eran dos criaturas adorables. Él rubito, ella pelirroja. Pero cuando abrieron la boca no pude evitar sorprenderme y reflexionar.

Escuchar a un niño hablar alemán es como tocar la flauta y que suene la batería.

Ya está.

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