viernes, 6 de noviembre de 2009

el insulto primigenio

El otro día me encontré sin querer con este vídeo. Y me tiene fascinado.
Miradlo vosotros mismos (viendo los dos primeros minutos hay suficiente).



Nunca antes había oído tantos insultos en boca de un chiquillo. A su lado la niña del Exorcista es Heidi.

Este niño es el súmmum. La excelencia del insulto. Con él, el mundo de la blasfemia está más que protegido. No sólo dice los clásicos hijoputa y gilipollas, sino que desafía el léxico tradicional y se atreve a introducir nuevos conceptos, como el magnífico jaricuella. En su boca todo suena desmesurado, grande. Los insultos se hinchan como nunca antes lo habían hecho, cobrando nuevos significados sin dejar de perder ni un sólo matiz. Es como volver al insulto original. Todo suena a novedad en boca de este crío. Cuando oí el primer 'joder' que le suelta a la madre, fue como oír esa palabra por primera vez. Fue una sensación desconcertante, por inusual. Un momento mágico. Y eso no tiene precio en nuestros días.

Niños, nunca dejarán de sorprenderme.

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