miércoles, 2 de junio de 2010

bancaja


Señor presidente de Bancaja,


le escribo para hablarle de su mascota. Sabe a que me refiero, ¿no?

Mire, no sé lo que es (aunque esto pasa en cada Mundial, así que pasaremos por alto ese aspecto) pero da miedo, asco incluso, y lo más importante para la empresa que representa, no transmite confianza. ¿Estoy siendo subjetivo? Seguro. Y me la pela: su mascota es una mierda.

¿Yo tengo que dejar mi dinero en manos de un tipo que tiene los huevos de aceptar eso como insignia? Ni loco, vamos. Usted perdió un día el juicio, o se lo hicieron perder. Le vendieron ese mutante como símbolo de algo que no quiero ni saber. Si alguien me preguntara a qué creo que se dedica este bicho, diría sin dudarlo que a delinquir. Y usted lo tiene ahí, en el banco, para dar la bienvenida a sus clientes. Con sus tentáculos y esos ojos de droga. Listo para robarles y fundírselo todo en crack.

Amigo, está usted cometiendo un grave error. Eso nunca puede representar a una entidad bancaria.

Es más, yo le aconsejo que vaya ahora mismo a la caja fuerte, no vaya a ser que esa alimaña esté correteando por allí como loca, comiendo billetes y lingotes de oro.

Sólo nos faltaría eso.


Con cariño,

Tex.

2 comentarios:

  1. Lo de los ojos de droga es verdad verdadera.

    ResponderEliminar
  2. Jaja, toda la razón.

    En teoría es un asterisco, diseñado por Mariscal. Tiene que ver con el rollo ese con que se venden, que en sus contratos no hay letra pequeña ni excepciones (señaladas con un asterisco, claro).
    ¿Se nota que he trabajado bastantes años codo a codo con bancarios?

    Me gusta tu blog

    ResponderEliminar